Derecho de los padres a la educación de sus hijos
El derecho a la educación pertenece en primer lugar a los padres, y garantiza la libertad que tienen de educar a sus hijos en conciencia según sus valores.
La Constitución Española reconoce el derecho de todos los españoles a la educación y a la libertad de enseñanza. El derecho a la educación y el respeto y promoción de la libertad de enseñanza no son un regalo del Estado, sino un Derecho fundamental de los ciudadanos, que las leyes recogen.
Derecho a la educación
Por ser un derecho fundamental, todos los ciudadanos tienen derecho a recibir una correcta educación, con independencia de su edad, sexo, raza, religión o condición social.
El artículo 27 de la Constitución recuerda que esa educación tiene por objeto “el pleno desarrollo de la personalidad humana en el respeto a los principios democráticos de convivencia y a los derechos y libertades fundamentales”.
La educación debe ser integral y abarcar todas las dimensiones de la persona: intelectual, física, afectiva, social y trascendente. Si no se educa en todas estas áreas de la persona, la educación no podrá alcanzar “el pleno desarrollo” de la persona.
Libertad de educación
Derecho a la educación y libertad educativa son dos caras de la misma moneda. Ambos términos aparecen juntos en el artículo 27.1 de la Constitución, porque sin libertad de educación, no se puede ejercer el derecho a la educación.
El Estado debe facilitar la estructura educativa necesaria para dar cumplimiento a ese derecho de las familias. La Declaración de los Derechos Humanos y la Constitución reconocen que los poderes públicos están obligados a garantizar la libertad educativa de las familias y el derecho de los padres “a que sus hijos reciban la formación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones”.
Familia y educación
Los padres son los primeros educadores de sus hijos. Y no porque lo diga la Constitución, que también, sino porque la familia es anterior al Estado y, como institución, es más importante para la sociedad.
Los hijos son de los padres, no del Estado. Las familias deben velar por el derecho de sus hijos a la educación, luchando contra el adoctrinamiento y contra la baja calidad de la enseñanza. Y los poderes públicos deben no sólo respetar, sino promover, ese derecho de las familias.
La libertad de enseñanza es poder elegir
No puede haber libertad de enseñanza si no hay diferentes modelos educativos entre los que elegir en igualdad de condiciones.
Las familias tienen el derecho de poder elegir la educación que prefieren para sus hijos, sin verse penalizadas por el modelo que escojan para sí.
La Constitución reconoce el derecho que tienen “las personas físicas y jurídicas a la libertad de creación de centros docentes, dentro del respeto a los principios constitucionales”. Si no hay pluralidad de centros y proyectos pedagógicos, no hay libertad de enseñanza y no se puede ejercer plenamente el derecho a la educación.