La familia y el nuevo Gobierno

La familia y el nuevo Gobierno 1Esta semana, la primera en España con Pedro Sánchez como presidente del Gobierno, ha quedado en cierto modo de manifiesto el ánimo de aglutinar diferentes ‘sentimientos’ para lo que ha ido rellenando ministerios con personalidades con distintas posiciones ideológicas en el espectro de la izquierda nacional.

Pensándolo bien, no le queda otra alternativa al sr. Sánchez si lo que pretende es hacer viable cualquier iniciativa o medida que se desee implantar, ya que con ochenta y cuatro diputados, lógicamente, está en una situación de dependencia evidente.

Por eso, y siguiendo la línea que parece que va a seguir, desde el Foro de la Familia nos hemos permitido escribirle una carta abierta con una proposición que consideramos conveniente, útil, necesaria y urgente: la Familia como leit motiv de su gestión. No serán los aspectos ideológicos los que puedan llevarle a mayorías, tampoco las medidas económicas (con el aroma de su oposición a los Presupuestos Generales aún impregnado). Para conseguir acuerdos mayoritarios y duraderos, el engranaje debería girar en torno a cuestiones que nos afecten a todos los ciudadanos, independientemente de nuestras opiniones o preferencias políticas.

Entendemos que ésta es la única vía para que pueda funcionar un Gobierno formado al margen de la elección democrática de los ciudadanos. La Familia no entiende de ideologías, de izquierdas o derechas. Todos somos hijos. Más del 95% de los españoles vivimos en familia (con padres, hermanos, abuelos, tíos…). El nuevo Presidente tiene aquí una oportunidad de oro para mejorar la realidad de la Familia en España, para dar a esta institución el valor y reconocimiento que merece como núcleo básico e imprescindible del tejido social.

Nuestra sociedad, nuestro país, está sumido en un invierno demográfico que, de no emprenderse medidas con urgencia, pasará de llamarse invierno a llamarse suicidio. En materia de igualdad, colgando la chaqueta ideológica, hay mucho por hacer en el ámbito de la conciliación laboral y familiar (lo que favorecerá la corresponsabilidad, la cual se enmarca en el ámbito privado). En materia económica, se sigue enmarcando la Familia dentro del espacio reservado a gasto social, en vez de tomar en consideración la rentabilidad de lo que una familia produce para la sociedad y para el propio Estado (cada hijo aporta cinco veces más de lo que recibe de las arcas públicas). En materia educativa, nunca ha habido un mejor momento, dado que no han sido sus votantes los que le han llevado a La Moncloa, para despolitizar y desideologizar la Educación, blindándola de los gobiernos de turno y dejando a padres y centros escolares que ejerzan sus derechos en libertad.

Tenemos a su entera disposición la redacción de una Ley Integral de Familia, así como programas nacionales, autonómicos y locales con medidas concretas de política familiar. También le ofrecemos nuestro ánimo, disponibilidad y propuestas para emprender los necesarios Pactos de Estado por la Maternidad y por la Educación.

Es un buen momento para apostar por lo que nos une. Es un buen momento para fortalecer la Familia, o lo que es lo mismo, para fortalecer España.

 

2 Comentarios

  1. Luis David López-Roberts Luzón

    Matización: creo que queda mejor decir «salir de trabajar no más tarde de las 16 horas».

  2. Luis David López-Roberts Luzón

    Magnífica reflexión.

    Desde aquí lanzo mi petición al gobierno de Sánchez para que en todo favorezca a la familia auténtica, formada por padre, madre e hijos.

    Que la reforma laboral implique el indiscutible derecho a conciliar, a no salir más allá de las 16 horas del trabajo, y que se favorezca a las mujeres embarazadas para que puedan seguir adelante con su embarazo y nunca sean presionadas a abortar (algo que, sin duda, dejaría gravísimas secuelas físicas y psicológicas, muy difíciles de sanar).

    Pidamos también por la libertad de educación, que los padres no se vean obligados a aceptar que sus hijos sean adoctrinados en ideologías tan demoníacas como la de género. Y para que la libertad religiosa sea siempre respetada, no repitiendo el grave error de 1936 (por supuesto, condenado horribles consignas como las de «arderéis como en el 36»).

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