Los poderes públicos deben proteger el matrimonio para preservar el futuro de la sociedad española
Nota de Prensa
La caída del 5,7% de matrimonios respecto al año anterior, el aumento de rupturas y el descenso del índice de natalidad, manifiestan que la legislación actual sobre el matrimonio convierte a este en un ‘contrato basura’.
El Foro de la Familia propone que se dé la opción, a quienes libremente lo quieran, de tener a su disposición un matrimonio alianza que proteja el contrato matrimonial como la unión estable, duradera y abierta a la vida de los interesados.
“El Foro de la Familia espera que el nuevo Gobierno de España afronte con valentía este problema, con iniciativas que devuelvan al matrimonio en las leyes, la configuración que merece y la protección de su estabilidad que necesitamos”.
Madrid 20 de enero de 2012.- Los datos difundidos por el Instituto Nacional de Estadística (INE) del Movimiento Natural de la Población reflejan una tendencia creciente sobre la caída de la tasa de natalidad, descenso del número de matrimonios y aumento del número de divorcios. Estos datos ponen de manifiesto el fracaso anunciado de la nueva, la ‘Ley de Divorcio Express’, y la Ley de uniones de personas del mismo sexo. En los últimos años las leyes en contra de la familia han convertido el matrimonio en España en un “contrato basura”, el contrato menos protegido por el derecho de todos los existentes.
Para el presidente del Foro de la Familia, Benigno Blanco, “hoy en día el matrimonio -tal y como lo configuran las leyes españolas- resulta muy poco atractivo para los jóvenes. Pues se ha convertido en algo de validez sólo por tres meses, entre cualesquiera dos adultos, no se sabe bien para qué. Se ha banalizado tanto en la ley el matrimonio que el interés por contraerlo o conservarlo ha caído brutalmente”.
“Mientras que el Estado no proteja el enlace matrimonial como un compromiso estable, duradero en el tiempo y abierto a la vida, seguirá cayendo la tasa de nupcialidad, se incrementará el número de divorcios -cada vez más tempranos-, habrá declive demográfico, inviabilidad de los sistemas públicos de pensiones, jóvenes que no se socializan correctamente por encontrarse fuera de su hábitat natural como es la familia, empobrecimiento femenino como consecuencia del divorcio, falta de atención a las personas dependientes, etc. Consecuencias que estamos empezando a ver tal y como reflejan los datos del INE”, destacó Benigno Blanco.
Una parte importante de los que se casan se toman su compromiso matrimonial en serio y no quieren que esté regulado como un “contrato basura”. Por eso, el Foro Español de la Familia propone a la sociedad española y a los partidos políticos que, junto al actual “contrato basura”, se regule una alternativa seria, es decir, un matrimonio protegido en su estabilidad y permanencia para quienes lo quieran en libertad. El Foro de la Familia apuesta por la defensa de la familia a través de la institución matrimonial como un compromiso estable, duradero en el tiempo y abierto a la vida.
Todo divorcio es un fracaso con especial incidencia negativa en la situación de la mujer y de los hijos –si los hay-; y como tal fracaso no es razonable que sea incentivado por la ley, que más bien debería establecer mecanismos que apuesten por la superación de los conflictos y la permanencia del matrimonio como sucede en todos lo países de nuestro entorno. La sociedad española no puede conformarse pasivamente a un incremento continuo de los divorcios y a una caída -que va en aumento- de la natalidad, sino que debe reaccionar apostando por la estabilidad de la institución que fundamenta la familia.
Para promover este debate, el Foro de la Familia propone que se dé la opción, a quienes libremente lo quieran, de tener a su disposición por ley un matrimonio alianza que promueva y ayude a afrontar los conflictos matrimoniales con ánimo de superación, sin apostar por la fácil ruptura. Igual que en el mundo laboral empresarios y trabajadores pueden optar por contratos a tiempo parcial o por contratos indefinidos, sería lógico que en un campo tan importante como el del matrimonio también exista esta opción, superando la situación actual en que la única opción posible es el “contrato basura”.
“El Foro de la Familia espera que el nuevo Gobierno de España afronte con valentía este problema, con iniciativas que devuelvan al matrimonio en las leyes, la configuración que merece y la protección de su estabilidad que necesitamos” finalizó Benigno Blanco.
Estimado Ignacio. Lejos de mi intención hacer ningún comentario ‘ligero’ sobre el aumento exponencial de las nulidades en la Iglesia católica. Es un hecho evidente si se compara con el número de las mismas en tiempos no tan lejanos. Conozco casos de personas muy cercanas que se han visto ‘agraciadas’ con la anulación de su primera unión conyugal y conozco cómo llegaron a la ruptura. Alguno de esos casos supuso para mí un profundo escándalo, sobre todo cuando vi al adúltero/a volviendo a contraer matrimonio católico ¿indisoluble? con todos los parabienes y bendiciones con su acompañante en el adulterio. Constato que mencionar estas cuestiones causa irritación entre cierto tipo de católicos que suelen acusarte inmediatamente de ‘frivolidad’, ‘ligereza’ o no saber de qué estás hablando. Otros, es cierto, comparten la preocupación por lo que está sucediendo y refieren sin problema los casos escandalosos que ellos mismos conocen.
Sólo quería hacer una par de puntualizaciones más. La ‘ausencia de egoísmo’ que atribuye a ‘la apertura a la vida’ es más un pensamiento desiderativo que una realidad. Los humanos acostumbran a reproducirse por motivos egoístas: herederos, compañía, continuación de su sangre y de su nombre, sostenimiento para la vejez, calmante para la angustia existencial que causan la soledad, el envejecimiento y la muerte, posesión de alguien nacido de tu carne, incluso adhesión a unos preceptos religiosos a cuyo cumplimiento se le atribuye la salvación postmortem del yo individual.
Tal vez los únicos hijos no nacidos del egoísmo paterno son los que vienen sin buscarlos o los que se tienen por ideales (como la conservación de una civilización, por ejemplo). Estimo que esta última es hoy una motivación impracticable desde el momento en que la civilización europea -ésa que se construyó con un pie sobre el paganismo grecorromano y otro sobre la tradición judeocristiana- está hoy más que liquidada por el nihilismo materialista y por la implantación en su solar del disolvente islámico que empezará a mostrar su rostro destructor en un futuro más cercano de lo que nos gustaría. Supongo que debemos asumir que las civilizaciones mueren y que generalmente lo hacen de forma traumática, la historia nos lo enseña. Pero en un contexto así, ¿qué es más egoísta -traer hijos a un mundo en desintegración y afectado por la corrupción generalizada o renunciar a traerlos aceptando la soledad y el desvalimiento personales que eso posiblemente significará? Las cosas no son nunca en blanco y negro. Puede haber tanta generosidad en tener hijos con la esperanza de hacer renacer de sus cenizas a un mundo moribundo como en renunciar a tenerlos para evitarles el sufrimiento de una existencia en un mundo que muere.
Me temo que si nuestra civilización aún tiene alguna esperanza de salvarse, ésa sólo podrá venir de un genuino renacimiento cultural y espiritual liderado por grandes individualidades carismáticas. De nada sirve la cantidad sin calidad y menos ante semejante nivel de disolución. Cuando hay calidad se pueden obrar milagros históricos incluso con cantidades modestas. Pero nunca ha habido una ausencia de calidad humana más grande en Europa que la que ahora padecemos.
Saludos.
Estimado Carlos:
La apertura a la vida no es una condición, es un deseo. No se puede imponer a nadie por Ley que tenga hijos. La apertura a la vida aquí expuesta tiene más que ver con la necesidad de un relevo que hoy está comprometido y con una cierta madurez y ausencia de egoísmo que hoy son más necesarias que nunca.
Por otro lado, una propuesta así sería simplemente eso, una propuesta: el que quiera se adhiere y opta por ella y que no quiera no lo hace. Lo que sí parece evidente es que algo habrá que hacer para dar cabida a tantas parejas que creen en el compromiso firme y que tienen voluntad de arreglar sus problemas antes de llegar a una fácil ruptura.
Por último, me ha sorprendido la ligereza del comentario sobre el aumento de nulidades; creo que sería conveniente que estudiaras dicho aumento con más profundidad y no te dejaras llevar por modas y prejuicios tan en boga actualmente. Comprobarás, por ejemplo, que es muy superior el número de nulidades que no llegan a serlo que el de aquellos procesos que terminan con la declaración de matrimonio nulo. El problema es que a los primeros no se les da mucha publicidad y a los segundos toda.
Un cordial saludo
He llegado hasta aquí porque la propuesta de este foro era enlazada por un periódico digital de información general. Y el caso que no acabo de entender bien qué proponen, lo peor que le puede pasar a una propuesta. ¿Proponen que haya un matrimonio civil indisoluble? Sí es eso, lo podrían haber expresado con claridad. ¿Por qué no lo han hecho?
Tampoco entiendo por qué ligan ese hipotético matrimonio civil indisoluble a «que esté abierto a la vida», la terminología católica habitual para establecer que la razón de ser de la unión conyugal es la reproducción.El matrimonio civil ni impone ni debe imponer ese tipo de consideraciones a los contrayentes. Simplemente debería ser una unión legal de hombre y mujer para proteger la sexualidad comprometida y ordenada,la comunidad de bienes entre los unidos y los intereses de sus descendientes, si los tuvieran. Pero exigirles que la voluntad de reproducción sea una condición sine qua non para la indisolubidad es tan improcedente como absurdo.
Ésa es la posición propia del catolicismo, todos lo sabemos. Una posición que incluso desde el punto de vista religioso -o espiritual- es muy discutible. Para el catolicismo no existe una dimensión mistérica y transcendente en el eros -ni en la unión conyugal, por tanto- y no distingue entre el matrimonio natural (orientado a la multiplicación) y el matrimonio mistérico (orientado a la extinción de la dualidad en lo no-dos polar). Otras tradiciones religiosas y sapienciales reconocen esa diferencia y saben que el despliegue transcendente del eros es, por naturaleza, enemigo de la multiplicación.Al fin y al cabo, son las dos posibilidades de la dualidad: o desplegarse en lo múltiple o retornarse a lo Uno a través de la reconstrucción del andrógino primordial. Por eso esas tradiciones le reconocen a la conyugalidad mistérica un carácter ascético, como una especie de monacato libre y a dos. Así era entre ‘heterodoxos’ cristianos como los Fedeli d’Amore medievales o el movimiento del Libre Espíritu. Y así es, por ejemplo en las ramas tántricas del budismo y del hinduismo.
Desengáñense. La sociedad española actual no cree en los compromisos para siempre y no tiene ni idea de que el eros pueda tener una dimensión transcedente, o mística, que es lo único que puede fundamentar una unión realmente fiel e indisoluble. La mayoría de quienes se casan en las iglesias participan de esa creencia y de esa ignorancia. Ahí están la multiplicación de las nulidades (una forma de divorcio encubierto, se disfrace como se disfrace), para demostrarlo.
Y entre quienes nos hemos casado por lo civil, los pocos que podríamos querer contraer un matrimonio que fuera por principio indisoluble, es porque participamos de esa concepción del eros mistérico que es ajena al catolicismo. Si «la apertura a la vida», como ustedes la llaman, fuera una exigencia para optar por ese matrimonio civil indisoluble, pues nunca acudiríamos a él.
Dicho todo lo anterior, mi cónyuge y yo siempre hemos añorado la existencia de ese matrimonio civil indisoluble. Pero partiendo desde presupuestos muy distintos a los suyos, ya lo ve.
Saludos cordiales.
Excelente propuesta a la que nos sumamos con el deseo de que llegue al Gobierno y éste acepte la colaboración de Benigno Blanco, en ésta y otras cuestiones relacionadas con la familia y el futuro de España.
Nuestra sociedad necesita con urgencia ‘familias seguras’ que contribuyan a mejorar la crisis de valores; ‘matrimonios duraderos’ ayuden generar un clima de confianza y ayuda mutua en el hogar; ‘matrimonios fuertes’ que sean una garantía para educar las emociones de los hijos y prevenir todo tipo de violencia doméstica; y muchos ‘matrimonios estables’ que garanticen el futuro de nuestro estado de bienestar.
¿Cuándo se darán cuenta? Sólo la familia nos sacará de esta crisis moral, espiritual, social y económica. LUCHEMOS POR LA FAMILIA.